Historia del pensamiento cristiano
Nueva edición (los tres tomos en uno), revisada y actualizada por el propio autor, de un texto académico bien conocido a nivel mundial, traducido y publicado en idiomas tan significativos como el chino y coreano, utilizado masivamente en seminarios y escuelas bíblicas a lo largo de las últimas décadas para las asignaturas de historia.
¿Por qué una nueva edición revisada y actualizada de la HISTORIA DEL PENSAMIENTO CRISTIANO?
Ante todo, para ayudar a combatir la falsa afirmación de algunos que mantienen que la acción presente del Espíritu Santo hace innecesario el estudio de lo acontecido en el seno de la Iglesia a lo largo de los últimos veinte siglos; y la pretensión de ciertos grupos evangélicos de empeñados en entroncar su denominación o grupo directamente con la iglesia apostólica, negando toda continuidad histórica y minimizando, o incluso prescindiendo por completo del devenir histórico de la Iglesia, tanto en lo que respecta a sus acontecimientos sociopolíticos como al desarrollo de su pensamiento y visión teológica. Como si el Espíritu Santo se hubiera ausentado de la Iglesia tras la muerte del último de los apóstoles y regresado justo a mediados del siglo XIX o principios del siglo XX. Nadie debería perder de vista que la Biblia es un libro de historia. Desde los origenes del Universo a las cosas que han de venir, pasando por la historia de Israel, la vida de Jesús y los orígenes de la Iglesia, narra un conjunto de hechos y acontecimientos históricos, biografías y experiencias, a la par que oraciones y pensamientos relacionados con estos hechos y experiencias El plan divino de salvación, aunque trasciende a la historia, tiene lugar y se desarrolla, por voluntad divina, en el marco de la historia. ¡Ignorar esta realidad y dejar de lado la historia de la Iglesia, es un grave error que lo único que consigue es se nos aplique, y en este caso con justicia, la etiqueta peyorativa de sectas de nueva creación!
Pero de manera especial, y según lo expresa el propio Justo González, para “servir de introducción a la historia del pensamiento cristiano a todos aquellos que se interesan en esa historia porque son parte de ella, porque también ellos son líderes y pensadores cristianos” de modo que “lo que pensaron y dijeron nuestros antepasados en la fe, nos ayude de algún modo a ser más fieles y obedientes en la hora que nos ha tocado vivir”.